(Hobsbawm,
1998).
Desde los inicios del siglo XIX,
las sociedades liberales fueron incorporando gradualmente la educación cívica
como un soporte fundamental para el desarrollo democrático de las naciones.
[…]la masificación gradual de la educación, la participación formal de los
sectores medios y bajos en la economía y, sobre todo, el rol más activo de la
población hicieron necesario el replanteamiento del concepto de educación
cívica. En tal sentido, la formación ciudadana debió incorporar no sólo los
conocimientos institucionales y formales del Estado sino también los deberes y derechos
de los ciudadanos con participación política, social y económica en un entorno
urbano
(Selwyn,
2004)
Se ha ido sustituyendo el concepto de educación cívica por el de
competencias ciudadanas. En este sentido, se reconoce como individuo
cívicamente competente a aquel capaz de conocer, hacer y tener una actitud en
un contexto determinado de actuación en los planos políticos, sociales y
económicos
Se pueden establecer tres enfoques en relación con
la educación para la ciudadanía:
·
La educación sobre la
ciudadanía. Pretende que los estudiantes tengan el conocimiento suficiente y
comprensivo de la historia nacional, las estructuras y procesos del gobierno y
la vida política. Esta mirada se acerca a los modos clásicos de educación
cívica, donde los alumnos se involucran de manera vaga y tímida con sus
compromisos ciudadanos.
·
La educación a través de la ciudadanía. Sugiere que los estudiantes aprendan en forma
activa, experimenten en la comunidad escolar, local y global y,
particularmente, participen de una comunidad democrática.
·
La educación para la
ciudadanía. Incluye los enfoques precedentes al proponer que en los estudiantes
se desarrolle un conjunto de herramientas (conocimiento-comprensión, habilidades
y aptitudes, valores y disposiciones) que garantice su participación activa y
sensible en roles y responsabilidades que asuman a futuro.
(MEC,
2005)
Según el proyecto de la OCDE denominado
Definición y Selección de
Competencias (DeSeCo), se define competencia
como la capacidad de responder a demandas complejas y llevar a cabo tareas
diversas de forma adecuada. Reconocen la formación
ciudadana como una competencia clave a ser desarrollada en la educación durante
los próximos años. Habrán de considerarse los siguientes aspectos:
·
Conocimiento y comprensión
de la realidad social del mundo en que se vive y ejerce la ciudadanía
democrática, a través de la incorporación de formas de comportamiento
individual que capaciten a las personas para convivir en una sociedad cada vez
más plural, relacionándose con los demás, cooperando, comprometiéndose y
afrontando conflictos.
·
Habilidades para la plena participación
del ciudadano contemporáneo en aspectos fundamentales de la vida cívica, como
la participación política, social y económica.
·
Valoración de pluralidad,
diversidad y participación del «otro» como elementos claves para la convivencia
democrática en la vida moderna.
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